Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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De leyes, estamos hasta el “cepillo”

jueves, 23 de octubre de 2014
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En el ámbito nacional, el Partido Acción Nacional, (PAN), prepara una propuesta de Ley Anticorrupción, mientras que en Tamaulipas, el Congreso local acaba de reformar, el pasado lunes, su ley orgánica para crear una Comisión de Transparencia.
Es obvia y entendible la preocupación de los legisladores federales y locales por el tema de la corrupción, y desde luego por un asunto que va muy de la mano con el mismo problema, como es la opacidad y la ausencia de rendición de cuentas en muchas de las áreas del Gobierno.
Lamentablemente, los diputados siguen tercos o necios en querer resolver los problemas sociales a base de leyes, leyes y más leyes, como si no hubiera suficiente evidencia de que el camino no es por ahí.
Si problemas como la corrupción, la falta de transparencia, u otros conflictos sociales como el de la inseguridad pública, se resolvieran creando leyes o endureciendo las ya existentes, el país sería un paraíso.
Pero no. El sistema jurídico mexicano, y desde luego el tamaulipeco, están saturados de ordenamientos normativos que solo sirvieron para echar a andar la maquinaria legislativa, en un desperdicio criminal de recursos públicos porque nacieron muertos.
De hecho, hay legisladores que admiten la situación.

El diputado federal del PRI, Enrique Cárdenas del Avellano, dijo el martes, cuando se le pregunto sobre la necesidad de crear más leyes para fortalecer el combate a la inseguridad pública, que “de leyes ya estamos hasta el cepillo”.
“Lo que se necesita es aplicar las leyes que ya existen.

No cabe ni una más. La gente ya se cansó” añadió.
Por ejemplo, en el tema de la corrupción que hoy trae entretenidos a los legisladores federales, existen una serie de ordenamientos normativos que contemplan mecanismos y sanciones severas para atacar el problema.

El detalle es de que pocas veces o nunca se aplican, a menos que sea para que el Gobierno se quite de encima a algún colaborador incómodo.
Sólo le pongo como referencia la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos, que si se aplicara al pie de la letra no habría crecido tanto el nivel de corrupción como para que hoy los legisladores anden tan urgidos de crear una ley especial.
Por las mismas andan los diputados locales cuando crean una Comisión de Transparencia, como si eso fuera varita mágica para resolver la opacidad de los entes públicos.
Como dice Cárdenas del Avellano, “ya estamos hasta el cepillo” de tantas leyes.

Lo que queremos como sociedad es que esas leyes se apliquen tal cual. El día que eso ocurra le apuesto a que seremos un mejor país, un mejor estado.
Nuestros Congresos deben abandonar esa vieja costumbre de querer crear una ley para cada problema social que surge.
En el caso del combate a la corrupción, le aseguro que habría mejores resultados si el Gobierno diseñara un buen plan de educación para implementarlo desde los niveles básicos del sistema escolar.
Si sembramos en los niños y jóvenes esa conciencia de valores, de anteponer la honestidad en el quehacer diario, le garantizo que conseguiremos mucho más que creando una nueva ley.
Ojalá y pronto lo entiendan nuestros diputados, para que no sigan con esa terquedad que tanto dinero nos ha costado como país.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com

 

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