Mario Santillán cumple una promesa

Primera vuelta del circuito del maraton paralimpico, categoria T46. Mario Santillán va en el grupo puntero. Al verlo pasar, su esposa Verónica Núñez hace sonar unas manitas aplaudidoras que trajo desde Mexico.

Se fija con preocupacion, sin embargo, en el pie derecho de su marido. Voltea y le explica a las tres amigas con las que llegó a Londres desde hace diez días para apoyar a Santillán: "Durante el último campamento de altura le salió una ampolla de este tamaño".

Y con las manos abre un espacio de diez centímetros. Efectivamente, la última etapa de entrenamiento en Europa se complicó para Mario Santillan, campeón olímpico en Beijing 2008 y del Mundial en 2011.

Todavía tres días antes de la competencia, Verónica se encontró con su marido y se percató de que la herida no sanaría a tiempo para el día del maratón, realizado ayer en la ciudad de Londres, en el último día de los Juegos Paralímpicos 2012.

"Le quedaba una llaga de unos tres centímetros", cuenta Verónica. Sin embago, ese día que se vieron por última vez, Santillán le hizo una promesa: "A lo mejor no gano medalla, pero de que termino el maratón, lo termino; te lo juro".

Segunda vuelta. Santillán se rezaga ya al segundo grupo. Delante de él va un pelotón de cinco corredores que "devoran" el circuito que comienza a la orilla del Támesis y termina en el Palacio de Buckinham.

Un poco más adelante, Verónica y sus amigas ven pasar por segunda vez a Mario, cuyo paso ya no es tan firme: es evidente que pisa para evitar el dolor de la herida.

Veronica no lo ve así. "Él va a ganar", dice confiada. Y si no gana?, le pregunta una de sus amigas. "Pues entonces no hay bebé", responde Verónica.

Bromea. En cuanto termine Londres 2012, Mario y ella se dedicarán a procrear un hijo. Esa fue una de las razones por las que Verónica no participó en Londres tras haberlo hecho en Beijing y en Guadalajara, en los mil 500 metros.

Conoció a Santillán hace seis años durante los entrenamientos. Se hicieron novios y llegaron a los Paralímpicos de 2008. Cuando regresaron de China se casaron.

"Ni nos invitó a la boda", reclama una de las amigas que ahora la acompanan en Londres. Verónica explica: "Así es esto: planeamos rápido las cosas para despues de las Olimpiadas, si no, no se puede.

Me casé por el civil ese año y al siguiente por la Iglesia". Finalmente, Pedro Meza (sexto) incluso rebasó a Santillán (noveno).

La llaga fue demasiado grande. A Verónica no le importa mucho. Mario cumplió su promesa.

El Universal.-